miércoles, 19 de noviembre de 2008

La leyenda del pianista en el oceano

Si algun día entras en una casa de empeño ten cuidado y sé respetuoso con los objetos que hay en ella pues puede que alguno de ellos aloje en su alma una historia tan fascinante que “nadie se la crea cuando sea contada”. Eso si es contada ya que todos sabemos (y si no lo sabéis os lo digo) que los objetos sólo hablan en la pelis de Disney.
Como esta es una peli de Tornatore (sí, el de cinema paradiso) la historia toma forma en las palabras del que fuera dueño de tal objeto: un músico.
En esta historia hay un prota como en todas. Su nombre es 1900 (Novecento) y su habilidad más destacada es la de tocar el piano. Y cómo toca. Pero, como todos los genios, tiene sus excentricidades que, bueno, para haber sido criado en un transatlántico por uno de los trabajadores de la sala de calderas y haber pasado toda su vida en un viaje eterno entre América y Europa, se las perdonamos.
Con la ilusión del sueño americano de trasfondo Novecento va creciendo como pianista y como persona. Ajeno al mundo "real" se convierte en un hombre bueno, amable e ingénuo. La música es su alimento y su aire, su claustro. Su casa, el océano. Decir que la banda sonora es simplemente espectacular sobra debido a su evidencia (no voy a decir que Ennio Morricone es quien la pone. Uy, ya lo he dicho).
Las emociones que transmite la película van más allá de mar y continentes y de dejar todo lo que tienes atrás buscando una nueva vida y experimentar la sensación de ver la imagen de una enorme figura femenina con una antorcha dándote la bienvenida a las puertas de una ciudad enorme llamada Nueva York. Trata de la amistad sobre todo. Novecento hizo amigos, sí. Uno en particular se convertiría en su alma gemela como nos muestra de una forma análoga el dependiente del nuevo hogar de la trompeta.
El ritmo de la acción en esta preciosa historia es el compás que marcan las olas y el vaiven del Virginia en su ruta transoceánica. Tim Roth da vida a nuestro prota en su etapa adulta, si es que alguna vez es adulto ya que su padre adoptivo no se planteó que el criar a su hijo bajo un manto protector de realidad condicionaría la vida a cualquiera, que haría que despuntasen cualidades por encima de lo normal y no dejaría que otras ni siquiera nacieran.
La producción a cargo de Medusa no es mala del todo pero reconozcamos que no pasará a los anales de la historia por su despliegue técnico y mucho menos por sus efectos especiales. El guión adaptado de la novela homónima de Alessandro Baricco me parece simplemente genial y mezclado a una música preciosa en un marco fotográfico tan bueno hacen que os obligue a verla ahora mismo a poder ser. A mí me la recomendó Nessun hace mucho igual que El hada ignorante. Se lo agradezco muchísimo. A mí no me lo agradezcáis. Sólo alquiladla, compradla o haced lo que queráis pero tenéis que verla.

Guti


1 comentario:

Anónimo dijo...

El mar, inmenso y grave, origen y destino final... Todos los viajes, todas las historias sobre él son tan ilusorias como los puntos cardinales, como la rosa de los vientos, como las líneas que sobre los mapas dibujan los humanos corazones... Trazos o vidas, poco importa: el único viaje posible es el que va de la superficie espumante a la infinita sima de oscuridad.